Nuevo reto de escritura creativa
Como cada primer fin de semana de mes, a través de mi cuenta de Instagram propongo con los seguidores este ejercicio. Ellos me proponen palabras durante 24 horas, y yo, en las siguientes 24 horas, me comprometo a escribir un relato con todas ellas que no supere las 300 palabras. 😱
¡Me encanta este ejercicio de creatividad!
¿Te animas a intentarlo?
Este mes me han propuesto 44 palabras desde todo el mundo (esta parte me emociona). Algunas, complejas, otras, recurrentes, y un par en particular buscando pillarme en un renuncio. 😉
Aquí está el resultado. Lo he titulado:
La utopía del cisne
La abuela nos pidió para su cumpleaños algo delirante: un satisfayer. A mamá le dio un soponcio. Yo no entendía bien por qué, si se ajustaba al presupuesto. ¡Allá ella con las mariposas!, pensé. Mejor que te lleven en volandas a que te pierdas en el olvido y tu cuerpo mismo albergue a la última musaraña del planeta.
En un mes comenzaban mis exámenes: campylobacter, beluga… Sin embargo, no conseguía memorizar las propiedades de uno, el origen del otro y mezclaba especias como el regaliz y el cardamomo por el maldito bloqueo que la susodicha petición espiritual de mi abuela me había generado. Mamá empezó a pegarle al vino. Su único afán era dormir. Caer en un profundo sueño y desconectar. Decía que le dolía el alma. Se multiplicó la distancia entre ambas.
Yo, con bastante más resiliencia, me ocupé del asunto. Deslizándome sigilosa sobre la moqueta magenta, salí hacia la montaña donde mi abuela había construido su hogar. Bueno, lo construyó su último marido, «el aspirante a vikingo» según mamá. A mí me caía bien. Tenía una oreja deformada por el rugby, tomaba café con miel y jugaba al solitario después de comer. La abuela se reía mucho con él. De hecho, fue al único al que le aceptó el anillo. Sentía un apego especial por ese hombre.
Cuando llegué, la abuela desayunaba una tostada con kiwi frente al ventanal desde donde se divisaba la cascada. Me habló de sus tetas. De que habían caído como cae el agua frente a ella, sin apenas darse cuenta. De la incertidumbre de sus días y del verdadero significado de añorar. Algo global. «¿Quiénes sois vosotras para decidir a qué puedo aspirar o qué merecer? Siempre he deseado ser el cisne en su cenit. Dejadme vivir mi utopía». Le encantó el regalo.
¿Te atreves a escribir tu propio reto literario?
cumpleaños – regaliz – tetas – cisne – vikingo – oreja – distancia – montaña – tostada – resiliencia – abuela – kiwi – alma – bloqueo – cardamomo – merecer – miel – volandas – incertidumbre – susodicha – dormir – utopía – beluga – magenta – delirante – café – sueño – deslizándome – presupuesto – espiritual – solitario – añorar – exámenes – soponcio – cenit – apego – Satisfayer – anillo – mariposas – Campylobacter – aspirante – olvido – musaraña – vino
Si es así, te animo a que lo añadas en los comentarios y así pueda leerte. Y si no, etiquétame en redes @itzisis para que pueda acceder a tu creatividad. 😉 Me encanta formar equipos creativos.
Y dicho esto, me despido con una canción que, creo, le va de lujo al espíritu de esta abuela que pide regalos especiales.
¡Feliz día!