Fácil, el narrador ideal no existe
El autor / la autora es quien escribe la historia.
El narrador es quien cuenta la historia.
El que sabe todo (narrador omnisciente) o el que solo cuenta su parte de la historia (narrador de primera persona).
Para mí el narrador ideal no existe porque cada historia puede tener varios puntos de vista. Te toca a ti elegir quién contará la historia para que esta sea más entretenida, más cautivadora y logre conectar con el lector.
¿Cómo crees que la historia que tienes en mente sonará mejor?
¿Cuál es el punto de vista más interesante?
Puedes utilizar diferentes narradores en tu relato, de hecho.
No hay una norma que diga que cambiar de narrador esté mal. Eso sí, hazlo con coherencia de modo que su utilización ayude a la comprensión de la obra y no lleve a confusión.
Elegir el narrador
Elegir el narrador implica hacer pruebas, aunque hay historias que nacen ya con una voz que pide paso. A medida que vayas escribiendo más y más, comprobarás que esto que te digo no es ninguna locura de las mías.
Simplemente… sucede.
Debes confiar en el proceso. Ya sabes, CALMA Y SUTIL PERSEVERANCIA. 🙏🏼
TIPOS DE NARRADOR
Como estás empezando, voy a hablarte de los narradores más habituales.
El narrador omnisciente: Habla de los personajes en 3ª persona. Conoce toooodaaa la historia. Él no forma parte de la trama. Solo la cuenta.
Ejemplo: «A mediados de junio, Benjamín Braddock aprobó sus exámenes de fin de carrera, en una pequeña universidad de la costa oriental de los Estados Unidos. Inmediatamente tomó el avión para regresar a casa. A la tarde siguiente sus padres ofrecían una fiesta; pero sobre las ocho, cuando la mayor parte de los invitados se encontraban presentes, Benjamín seguía arriba encerrado en su cuarto».
(El graduado, Charles Webb)
El narrador protagonista: es el personaje principal de la historia quien la narra. Cuenta la trama en primera persona. Como limitación más evidente tiene la de que no puede saber lo que hacen o piensan el resto de personajes. Su opinión es totalmente subjetiva. Solo puede hablar de lo que vive, piensa o intuye.
Ejemplo: «Estoy desnuda. Tumbada sobre el pecho de mi amante. Tumbada sobre el pecho del hombre al que amo. Entrelazo mis piernas con las suyas, mientras él, con sus manos acogedoras y fuertes, me acaricia el cabello».
(Historias de mujeres casadas, Cristina Campos)
El narrador equisciente: narra los hechos en tercera persona, pero solo conoce la vida, pensamientos, ideas y acciones de uno de los personajes. Ofrece al lector puntos de vista y descripciones externas, algo que no se puede lograr con una primera persona.
Ejemplo: Mariam tenía cinco años la primera vez que oyó la palabra harami. Fue un jueves. Tenía que ser un jueves, porque Mariam recordaba que había estado nerviosa y preocupada ese día, como solo le ocurría los jueves, cuando Jalil la visitaba en el kolba.
(Mil soles espléndidos, Khaled Hosseine)
El narrador en segunda persona: no es el más común en literatura, (su uso es frecuente en Redes Sociales), pero sirve para interpelar constantemente al lector y hacerle partícipe de la historia.
Ejemplo: Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate. Recógete. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; al otro lado siempre está la televisión encendida. Dilo en seguida, a los demás: ‘¡No, no quiero ver la televisión!’ Alza la voz, si no te oyen: ‘¡Estoy leyendo! ¡No quiero que me molesten!’ Quizá no te han oído, con todo ese estruendo; dilo más fuerte, grita: ‘¡Estoy empezando a leer la nueva novela de Italo Calvino!’ O no lo digas si no quieres; esperemos que te dejen en paz.
(Si una noche de invierno un viajero, Ítalo Calvino)
El mejor ejercicio que puedo proponerte ahora es que vayas a tu biblioteca y leas párrafos al azar de los libros de tus estanterías e intentes adivinar qué narrador ha utilizado el autor o la autora.
A la hora de escribir una historia, hay que pensar en el narrador, la estructura, los personajes y en cómo dosificar la información para lograr que tu lector se enganche al libro.
Estoy segura de que el siguiente vídeo puede ayudarte a entender cómo se plantea la estructura de una historia.
Recapitulando
Cuando ya hayas descubierto dónde nace tu historia, cuáles son tus fuentes de inspiración, cómo quieres contarla y quién será tu narrador, haz un breve resumen. No es necesario que te explayes. Este resumen te servirá de guía.
Puedes después dividir esa historia en capítulos. Te enseño cómo:
Escribe para ti
Sé que me repito mucho cuando digo que te diviertas escribiendo.
Quizá debería matizar y decirte que le quites dramatismo y toda la carga emocional que tiene para ti escribir tu primer libro, o sacar de tus adentros una historia que escuece y que es más mochila que adorno.
Escribir libera. Escribir sana. Escribir es terapia.
Escribe para ti sin pensar en quién te leerá. Escribe sin filtros, sin censuras, sin miedos. Cuenta lo que te nace por dentro y dale tu toque, no pretendas imitar a nadie. Para descubrir cuál es tu estilo habrás tenido que practicar y leer mucho, por eso, no desistas, no te rindas y recuerda:
Calma y sutil perseverancia.
Escribe la historia que te gustaría leer.
Tiempo habrá de corregir.
Primero, al lío. A calentar la silla. A escribir y escribir y escribir.
¿Y los personajes?
También es un apartado que hay que pensar muy mucho.
¿Quién será tu protagonista?
¿Por qué?
¿Qué tiene que tener?
¿Cómo lo defines?
¿Y tus personajes secundarios?
Mira a tu alrededor. Ahora mismo. O piensa en tu gente. ¿Cómo son? ¿Cómo los describirías? ¿Cómo reaccionarían ante un mismo acontecimiento? Si eres capaz de apreciar sus diferencias, eres capaz de crear personajes diferentes.
No hay más.
Cada uno de ellos tiene una historia que le hace actuar de determinada manera, además de unos rasgos únicos. Úsalos como tus primeros modelos. ¿No te parece genial convertirlos en personajes de novela? Y si te horroriza pensar en ello porque crees que puedes invadir su intimidad u ofender (he oído de todo cuando he sugerido este ejercicio), tómalos como referencia para pensar bien en tus personajes de ficción y hacer que resulten creíbles.
Dótalos de verdad.
La psicología es muy importante en la escritura. Hay que dominar los aspectos emocionales y comprender la naturaleza humana.
La ambientación
Ambientar una historia es darle vida al espacio donde transcurre. ¿Crees que es necesario contarlo todo?
Tanto si escribes sobre un lugar real o uno imaginario, debes elegir bien tus decorados. Conocer bien los lugares que habitarán tus personajes.
- Elegir un lugar imaginario o no mencionarlo te permitirá jugar y desarrollar la historia a tu antojo en función de tus necesidades creativas.
- Que la localización sea real puede ayudarte, aunque también limitarte.
Que tú sepas dónde y cómo es ese lugar, no quiere decir que tus lectores lo sepan.
Describe, explica, preséntalo de forma que puedan crearlo en su mente.
No abuses de las descripciones grandilocuentes: sé claro/a, conciso/a.
Ve a los detalles que hacen escenarios únicos e inolvidables.
Y piensa en la importancia que quieres darle al lugar donde narrarás tu historia. Solo escribiendo podrás percatarte de las necesidades de tu narración.
Los colores de una sombra
¿Conoces a Love of Lesbian? Es un grupo que adoro y que tiene unos videoclips muy originales. A mí al menos me va la cabeza a mil al verlos.
Te propongo un ejercicio y espero leerte. Escribe en 500 palabras esta historia.
¿Quién la contaría según tú? ¿Qué sucede? ¿Cómo describirías a los personajes y la relación que mantienen entre ellos?
Sobre la ambientación te diré que esta ciudad es San Sebastián – Donostia, casi mi casa. Vivo a 20 kilómetros de estos escenarios. Más bonita que la Bella Easo, pocas ciudades. ¿Crees necesario hablar del escenario en tu historia? Piénsalo. Te leo.
Puedes compartir tu ejercicio en Instagram y etiquetarme @itzisis para que pueda leerte y comentarlo.
Puedes titularlo: «Los colores de una sombra». 😉
Deja reposar toda la información de hoy, pronto llega la lección 4.