Escribir en tiempos de WordPress. Creatividad al poder
Mi nave aterriza sin demasiados sobresaltos. Hora terrestre 8:42 am. En el manual de protocolo mencionan que la puntualidad está bien vista. He tomado apariencia humana. Sexo, mujer. Altura 183 centímetros. Para próximas misiones se recomienda elegir un cuerpo de menor tamaño: los humanos, sobre todo las humanas hembras, pasan más desapercibidas en cuerpos que oscilan entre los 160 y 170 centímetros. Me coloco unos anteojos.
El ambiente es distendido. No me cachean. Me adentro en la estación espacial: #WCIrun 2018
Temperatura 21 grados Celsius.
Me colocan una medalla con el nombre que me han asignado: @itzisis
Leo: «code is poetry». Afirmativo. La contraseña es correcta. Avanzo.
Parecen inofensivos.
Pese a no haber peligro, decido llevar el arma a la vista, ningún humano parece asustarse. Utilizan objetos rectangulares llenos de cables que les absorben el alma. Producen destellos iridiscentes.
Me adentro en una sala y me siento en la última fila para poder atacar en caso de ser descubierta. Una humana de elegante porte habla de la teoría del color. «La percepción del color es una opinión», dice. «Tengo mucha sensibilidad a los colores y puedo filtrar». Esta humana me interesa. Anoto datos: Piccia, hembra.
Otra hembra habla de «pinear, pinterestear y pines enriquecidos». No sé si esto será una clase de cocina. Aguardo. «Pineas y punto», concluye. Después de revisar el diccionario de la Real Academia Española, advierto que ha utilizado palabras nuevas. Con la «K» compruebo que Kristina podría ocupar un sillón. Me siento confuso. Confusa; he olvidado que soy hembra. Menstrúo.
Macho con gorra y buen humor habla de cuchillas de afeitar. Usa un trabalenguas para captar la atención de la sala: «membershipsiteconwoocommerce». Compruebo que no tiene banda sonora. No es Mary Poppins. En la pantalla donde se proyectan diferentes diapositivas, bajo su nombre clave pone «desarrollador». Deduzco que es Alfa. Continuará expandiéndose. ¿Hacia dónde? Anoto que no debo perderle la pista: «usa pop-up sin salir». Creo que es una advertencia y me quedo quieta. Cuando apagan las luces de la sala, salgo. Forma un dúo cómico junto a otro macho. Se hacen llamar Oh, Yeah. ¡Humanos! Compruebo que tienen su base en Bilbao.
Me dan comida. Reconozco la cerveza después de mi última misión. Bebo dos. Estoy sediento. Sedienta. Macho Pablo me saluda con simpatía. Es el comandante de la estación espacial. Le busco los galones, pero los tiene escondidos. Tiene buenas referencias de mí, dice. He elegido un buen cuerpo de camuflaje, me relajo.
Roberto Macho y Mercedes Hembra se han apareado. Narran sus aventuras y comparten un contrato. No es una boda, nadie lanza arroz. No entiendo los pactos humanos, no obstante, memorizo el nuevo idioma: «mowomo». Debe ser una técnica de apareamiento. Lo pronuncian y sonríen.
Después de una pausa, aparece Jonatan, macho. Expone el por qué de ser Comunidad. Me incomodo. Son muchos. Y añade que «no se pueden tener todos los huevos en una cesta», sigo sin comprender por dónde vendrán los atacantes. ¿Serán animales? ¿Depredadores? Amenaza, satisfecho:
—Tenemos Slack.
Me pongo nervioso. Nerviosa. La cerveza me ha hecho perder reflejos. Miro con desconfianza al resto de humanos. Cargan las baterías de sus máquinas. Yo, por suerte, no necesito cables. Sufriría una descarga.
Observo que una gran masa de gente se dirige a una sala donde otra hembra, nombre asignado Noelia, se presenta como copywriter. Repite la palabra «persuadir». Temo que, como zombis, se levanten y me agredan. No sucede nada de eso. Habla de constructores visuales. Dice una palabrota: «mediaqüeries». Nadie se ofende. Yo me tapo los oídos. ¡Qué distinto esto a tener antenas!
Pido a la estación que acerquen la nave para salir cuanto antes de este lugar, me estoy mareando. Me niegan la salida. Macho Pablo presenta a Ana hembra: parece hablar de tipografías. Por fin entiendo el mensaje. «La tipografía es el traje de las palabras», exclama. Lloro de emoción. Esta humana conoce mi idioma. Tengo que seguir sus pasos.
Un tal Juanma, macho con pelo en la cara, habla a un aparato metálico con entusiasmo y dirige con la mano el sonido que sube y baja al ritmo que él marca. ¿Director de orquesta? «WP no es solo para expertos», comienza. El público aplaude. Mi arma sigue sin asustarles. Creo que mi cuerpo se deforma a medida que pasan las horas porque me siento invisible.
Nota: revisar consistencia. Beber más cerveza.
Acudo a tres salas más para escuchar a tres machos que se hacen llamar Javier, Robertoe Ibon. Javier habla de seguridad 2FA. Apunto en nombre de la galaxia. Plugin 2FA. Orbita en web, tendré que estudiarla. No sé por qué plugin es masculino. «La herramienta no hace al monje», inicia el segundo macho para acabar con un «hacer el negro más oscuro» que arranca las carcajadas de los presentes, excepto la mía. No he sido programada para los chistes internos. Mi versión humana no es la idónea para este evento.
Macho Ibon finaliza la jornada con un mensaje positivo: «haz que el tiempo valga la pena», «crea un sitio de confianza».
El cajetín de la nave donde me desintegro lo es.
Pruebo a hablar en su jerga, no entiendo el contexto, quizá voy dos slides por detrás. Necesitaré algún tipo de actualización del core. Sea lo que sea el core, ¿conectará con la galaxia Plugin 2FA? UI, debe ser su satélite. Imagino que pretenden que pase por el sketch, que cambie todos los sides y haga un timeblocking para lograr el inbox cero. Miedo me da convertirme en spammer, sin ser disclaimer y no poder decir con orgullo «tengo divi». Eso sí, me han dicho que uno puede enamorarse. Que si eres Front-End conocerás a un Back-End. Ahora tengo un dilema, porque sufro el síndrome del logo más grande y quiero poder decidir hasta dónde va el header.
Fantaseo con Gutenberg, no me lo han presentado.
Marzo 2019
Mi arma sigue siendo la misma; solo se le han acabado las hojas y en vez de miedo ha causado estupor. A la estación #WCMadrid 2019 llevaré un traje nuevo y mucha tinta. Al fin de cuentas, la única arma más peligrosa que el papel es la imaginación, y esa no me la pueden requisar; tampoco es una identidad que se pueda suplantar.
¡Arriba la poesía!
Y a continuar haciendo camino al andar.
¡Tachán! Un año lleva esta historia rondando en mi cabeza.
Y un día, de repente, se atan todos los cabos, recuerdas a Eduardo Mendoza y su novelón: «Sin noticias de Gurb», ese extraterrestre que se pierde en Madrid tomando la apariencia de Marta Sánchez y se produce la magia. Te dan las dos de la mañana escribiendo. Nace un relato.
Debía escribir este texto, por puro placer y cariño, dedicado a las personitas de la Comunidad WordPress que tan bien me acogieron el año pasado en la WordCamp Irun. En especial a Pablo, ¡madre mía qué año de risas nos hemos pegado desde entonces! Me involucré en el segundo día, en el Contributor Day, participando junto con personas que no conozco en el proyecto de #WPLovesCarla para recaudar fondos mientras Carla se recuperaba de un evento más intenso, un cáncer peleón. En breve podré abrazarla. ¡Bien! Me metí en este lío por sugerencia de Mauricio Gelves, ¡aquí no se libra ni el apuntador! Gracias a tutti.
Y bueno, que simplemente este post es un regalo para vosotros y para mí misma. Yo no entiendo de tecnología, solo me apasiona contar historias y compartirlas.
Nos vemos en abril en Madrid. Y también en junio en la WordCamp Irun. No sé si esta vez entenderé algo o no, pero mi alma también es mugalari. Un logo genial, Iban. Zorionak.
(A quienes me leéis con motivos creativos, sé que hoy os he roto los esquemas, pero ya me conocéis, Lady siempre regresa a Mundo Jones. Y 2019 viene cargadito de sorpresas, historias y textos que espero os hagan sentir cositas.) ¡Nos leemos!
¡Ah! La canción…
No podía ser otra que «La vida es un carnaval» de la fantástica Celia Cruz, haciendo una presentación al más puro estilo Itzi. Un día me pongo ese traje de lunares y lo flipáis.
Besazos y gracias por las sonrisas.
Itziar