¿Qué tal? Yo llevo bastante tiempo sin pasarme por aquí, la verdad.
Esta temporada mi vida está siendo una auténtica cruzada personal. Una época de grandes e importantes tomas de decisiones donde mi creatividad brilla por su ausencia, al menos en lo que se refiere a escritura. Porque no paro de dar clases y de llenar grupos aquí y allá, además de las mentorías de escritores en las que estoy totalmente inmersa. Y tan agradecida… Porque es un trabajo muy bonito acompañar a otros a sacar adelante sus propias historias. Batallar contra las dudas, los miedos y remar junto a la ilusión de ver cómo una novela crece y sale a la luz.
El caso es que hoy quiero hablarte de los proyectos, relatos, ideas o sueños que dejamos en el cajón. A veces, los aparcamos por un tiempo y para cuando nos queremos dar cuenta casi nos hemos olvidado de ellos. ¿Te ha sucedido? Yo antes lo hacía mucho. Me daba tanta vergüenza mostrar mi mundo interior, enseñar determinadas cosas o tratar abiertamente algunos temas, que los guardaba. Es curiosa la sensación de reencuentro con uno mismo cuando se relee pasado el tiempo o cuando encuentras una fotografía, un disco o un dibujo.
Hoy escribo porque he encontrado un proyecto precioso que se quedó en el cajón hace dos años. Ya entonces dudé sobre si podría darle continuidad, si valdría la pena, si le gustaría a alguien… ¡Es impresionante percibir cómo nos sabotea la propia mente! Este proyecto era una especie de revista personal con la que pretendía INSPIRAR. Creo que inspirar es parte de mi misión de vida porque de no serlo, no entiendo por qué tengo la necesidad imperiosa de compartir y alentar a otros. ¿Me ves así?
En el folleto, revista, pdf o llámalo como quieras, compartía varios relatos inéditos, citas inspiradoras, motivos por los que me gusta esto o aquello y una entrevista a una autora y amiga a la que admiro. La idea original era crear una revista cada tres meses, una por estación. Alucino al pensar que el archivo que verás a continuación lo creé en 2019. ¿Qué pasó entre tanto? (Porque la excusa de la pandemia no se ajusta a las fechas… 😂)
MIEDO.
Simple y llanamente.
Yo no sé diseñar, no tenía dinero para invertir en alguien que pudiera darle una forma más profesional y, a pesar de que las pocas personas que conocieron mi nuevo proyecto lo validaron con amor, yo misma lo desestimé por mi excesivo nivel de autoexigencia.
Si escribes, si dibujas, si cantas, si… es muy probable que entiendas de lo que te hablo. Nos hacemos pequeños y le quitamos valor a los inicios, los inicios que son tan necesarios como echar a andar. No hay bebé que no caiga.
Al escribir sucede lo mismo. Los primeros textos suelen ser horrendos. Exceso de puntuación, de adjetivos, fallos ortográficos o gramaticales, adverbios por doquier y una acusada falta de vocabulario y estilo. ¡Normal! Estamos empezando. Ningún bebé camina con estilo propio en su primera semana.
Dicho todo esto, aquí va lo que creé para unas fechas como estas en 2019. De verdad, me encantaría que me dieras tu opinión, ya no solo sobre esta entrada y la capacidad que tiene el perfeccionismo de frenarnos, sino sobre el contenido del pdf, mi proyecto de revista estacional. ¿Sirve de algo? ¿Para algo? ¿Es útil? ¿Todo tiene que ser útil en la vida? ¿Te ha hecho sentir algo? ¿Descubrir? ¿Te ha inspirado?
En fin… no le saques muchos fallos porque de antemano te lo digo yo: los tiene todos.
Pero es un primer paso, ¿vale? Y en épocas oscuras la creatividad siempre nos salva y yo quiero salir a flote y rescatar mis letras, porque amo escribir y contar historias.
Por suerte todo pasa y esto también pasará.
Te mando un beso enorme. Gracias por estar al otro lado.
Si este archivo lo hubiera preparado este año, el grupo musical del que hablaría sería este: