Hola, hola, ¿cómo lleváis el confinamiento? Yo, la verdad, que con el piloto creativo activado y con muchas ganas de compartir ideas y recursos sobre escritura que puedan ayudaros a saltar sobre el folio en blanco con mucho corazón.
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¿Cómo ser más creativo/a?
Esta es una pregunta que me hacen muchos de mis nuevos alumnos. Por norma general, no estamos acostumbrados a fantasear más allá de nuestras propias experiencias y nos cuesta tomar distancia con la realidad, a no ser que hayamos sido lectores de literatura fantástica o consumidores de ese género cinematográfico.
Yo creo que todos somos creativos por naturaleza. Lo que pasa que nos olvidamos del niño que fuimos hace mucho tiempo. ¿A qué jugabais cuando no teníais nada? ¿Os inventasteis un amigo invisible? ¿Un compañero de juegos? Yo jugaba con cajas de cartón, hierbajos que arrancaba del campo que había frente a mi casa y con plastilina. Hablaba a los espejos, ponía a mis Barbies a contarse batallitas y por las noches leía cuentos y escribía mis propias historias que no tenían sentido alguno. Practicaba caligrafía y me convertía en la periodista de los sucesos familiares.
¿Y qué tienen que ver estos cuatro libros entre sí?
La creatividad. Simple y llanamente.
Son 4 historias que van más allá de lo que, como adultos, nos permitimos expresar. Son 4 ejemplos de autores que se permitieron jugar y que a mí, personalmente, me han servido como escuela de escritura creativa.
Tened en cuenta que a la hora de escribir, afloran muchos miedos. El primero va sobre si seré capaz de transcribir la historia que dentro de mi cabeza es tan maravillosa. El segundo, va sobre la forma en la que lo podré hacer. A esto Rosa Montero lo llama «la carpintería», el oficio que uno debe aprender, cuestiones de estilo, gramática y ortografía, por supuesto, y la humildad de dejarse corregir. Y el resto de miedos hablan de todas nuestras limitaciones mentales porque nos identificamos con lo que escribimos y sentimos vergüenza o reparo en contar historias que puedan mostrarnos vulnerables, locos, obsesos o…
¿Os habéis preguntado qué es lo que más miedo os da de que otros os lean? ¡Que os juzguen!
Por ello estos 4 libros me parecen libros que deben compartirse con un fin más allá del mero entretenimiento para aquellos que nos gusta escribir. Son libros inspiradores que atraviesan barreras sobre lo políticamente correcto, los tabúes, la vergüenza ajena y el surrealismo. ¿Por qué no?
No voy a entrar a valorar la literatura que hay en ellos. Voy a compartiros el aprendizaje que he adquirido gracias a la maestría de sus autores. Y espero, de corazón, que os sirvan los ejemplos y que leáis con ojos de aprendices, disfrutando de la creatividad de otros, absorbiendo como esponjas para después poner en práctica la posibilidad de inventar nuevas formas y la libertad de escribir sobre absolutamente todo. Sin filtros.
Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza
Esta novela humorística está escrita a modo de diario, pero un diario de lo más original. Cuenta la historia de un extraterrestre que llega a la Barcelona preolímpica y toma la apariencia de diversos personajes (comienza siendo Marta Sánchez), para buscar a su compañero.
Es una novela extravagante, grotesca y surrealista que te atrapa por la celeridad de la acción y lo inesperado del comportamiento de Gurb, un personaje, sin duda, inolvidable.
¿La habéis leído? Yo la utilizo mucho como ejemplo en mis clases, porque a veces nos volvemos demasiado sesudos y se nos olvida que podemos utilizar el humor para contar determinado tipo de historias. Tomad nota si no la conocéis: «Sin noticias de Gurb. »
Mr. Vértigo, de Paul Auster
«Yo tenía doce años la primera vez que anduve sobre el agua».
La primera frase de esta novela es sensacional. Te sitúa directamente en un planteamiento fantástico y poco a poco te va arrastrando en las múltiples aventuras que vive el protagonista. Te presenta a personajes que, si bien pueden parecer mucho más reales, te hacen dudar sobre la posibilidad de su existencia, pero tú te crees la historia de cabo a rabo por lo bien narrada que está y la ambientación espectacular.
Paul Auster no deja nada al azar, incluso reflexiona sobre la condición humana, los miedos y los límites del cuerpo y de la mente, utilizando, eso sí, a un personaje con una cualidad sobrehumana, un superpoder. 100% recomendable, Auster es un gran maestro. «Mr. Vértigo».
El pecho, de Philip Roth
Os juro que no me esperaba esta novela. Ni en mis más locos sueños me hubiera imaginado al intenso de Philip Roth atravesando la barrera de lo surrealista y adentrarse en una vida teta. Sí, sí, vida teta. Porque esta novela cuenta la historia de un hombre que de la noche a la mañana se convierte en un pecho.
Delirante en algunos pasajes, a mí este libro me enseñó la capacidad de abstracción sobre la crítica, sobre el juicio a uno mismo y sobre el valor de escribir lo que te apetezca escribir en cada momento.
¿Que se te ha ocurrido una idea tan absurda como imaginarte qué sería de ti si fueras lo que más deseas? Roth habla del placer que le produce que le acaricien el pezón o la vergüenza que siente cuando su entorno se entere de lo que le ha sucedido. ¿Cómo lo explicará?
Una historia altamente recomendable si queréis profundizar en los límites de la creatividad y romper barreras mentales. «El pecho».
Clara y la penumbra, de José Carlos Somoza
Leí esta novela con 21 años y ya entonces me sorprendió el concepto y eso que a mí no me han gustado nunca las historias de asesinatos, tramas policiacas y oscuridad. Pero Somoza en esta novela plantea una situación atípica que no he podido olvidar desde entonces.
Convierte a los humanos en obras de arte, con escuelas donde se prepara a la gente para posar y exponerse durante horas al público. Deben controlar sus emociones, su respiración y su gestualidad. Me atrapó la idea de exponer humanos en museos y de tratar de entender a través de ellos y sus posturas e iluminación, el objetivo del artista que los seleccionaba para la exposición.
La prosa de Somoza y sus diálogos también son objeto de estudio. Una novela de cabecera, aunque no haya tenido demasiada repercusión mediática y eso que ganó el Premio de Novela Fernando Lara en el 2001. «Clara y la penumbra».
Bitelchus, de Tim Burton
¿Y por qué cuando hablamos de creatividad nos limitamos tan solo a los libros? Si las películas antes de ser filmadas son guiones, también son historias que alguien ha escrito.
Os propongo el ejemplo de este clásico de los noventa que a mí me sigue haciendo reír cada vez que la veo. Fijaos en las escenas de Bitelchus. En el narrador de la historia, en cómo podríais describir a los personajes a partir de lo que veis. Es una película que te ofrece tantísimos estímulos, como todas las de Tim Burton, que, si tuvierais que llevarla sobre el folio en blanco, ¿cómo lo haríais?
Bitelchus nos muestra personajes extremos y al mismo tiempo muy humanos en una situación tan fantástica y terrorífica como cómica. ¿Dónde puso Burton el límite a su creatividad con esta película?
¿Dónde lo ponéis vosotros?
La imaginación no tiene límites
Lo que sí tiene límites es nuestra mentalidad, nuestras creencias, la cultura que hemos recibido y la educación que hemos aprendido. Para ir un poco más allá con vuestras letras, debéis empezar a fijaros en qué es lo que os frena. ¿Son vergüenzas, tabúes, sensación de hacer el ridículo, inseguridades, comparaciones odiosas entre unos y otros donde siempre salimos perdiendo?
La imaginación no tiene límites. 💗
Solo los pones tú. Así que permítete contar historias que vayan más allá de ti mismo/a y siéntete libre al hacerlo. Olvida al juez que todo lo juzga y todo lo etiqueta. Conviértete en ese artista que explora su mundo interior y crea otro a partir de sí mismo. Y disfruta con lo que haces, con lo que escribes y con las locuras, tonterías, idioteces que se te pasen por la cabeza.
Antes de cualquier creación siempre hubo una idea. Sácale brillo. Persevera y no te rindas. La escritura creativa tiene que ver con el tesón y las ganas de superarte y descubrir lo ilimitado que es el infinito.
#EscribiendoConItzi
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Y como no me puedo despedir sin recomendaros una canción, en este caso recurro a la película de la que os he hablado antes. Bitelchus, y la Banana Song. Algún día imitaré esta escena. Estoy expectante por conocer a quienes serán los actores que canten y bailen conmigo. 🥳