¿De cuántas palabras estamos hablando?
Este mes el reto literario que organizo en mi cuenta de Instagram (@itzisis) ha contado con 38 palabras.
Mira:
Durante un día, mis seguidores me proponen palabras y yo me comprometo a escribir un relato corto que no supere las 300 al día siguiente. Este es el resultado. Si te animas, estaré encantada de leerte en comentarios (¡comparte!). Y si te gusta mi texto, también me gustará saberlo. ¡Gracias!
Resaca
Anisakis Doomsday nació en Perú. De grata conversación, guapa y sorprendente honestidad en su discurso, provenía de la ilustre prosapia de los Hunterwasser de Danger. Acababa de publicar un libro llamado «El conjuro diamante», donde intentaba crear conciencia sobre el sueño artístico. La reencontré subida a unos tacones. No dejaba de zangolotear por el escenario para cachondeo del público, poco acostumbrado a mujeres de su estirpe y mucho menos en un lugar como Pascua. A mí me tenía fascinado desde que éramos unos niños.
Me acerqué a ella con cautela, con la ilusión y el agradecimiento del admirador invisible. Apenas me sonrió entre tanto barullo, aunque me retuvo la mirada un par de segundos de más. La prensa le preguntaba por la alimentación, el alce vivíparo y su relación con los Teletubbies. Cientos de cuestiones absurdas para las que ella tenía mil respuestas. Yo me entretenía editando las imágenes para el posterior reportaje, absorto en sus movimientos como un nadador bajo el agua. Le había hecho llegar una nota: la esperaría tras el descanso.
La cocción del amor es lenta, sabía que me la jugaba, pero quería intentarlo. Cuando llegó se tendió sobre una esterilla color zanahoria. Me tensé. Me habló de la fibromialgia, del dolor, del atracón de pastillas, de la adrenalina en cada evento. Luego preguntó: «¿y vos?». Hablé de tonterías. Nervioso, jugaba con un cortapuros mientras trataba de hacerme el interesante. Olía a petricor. Bebimos. Reímos. Lloró.
Al día siguiente llegaría la resaca.
La escritura creativa como maestra
Yo creo que desde que practico y enseño escritura creativa he mejorado sustancialmente mis textos. Además de haber adquirido nuevo vocabulario que enriquece mi prosa, he aprendido a salirme de «mis básicos», es decir, mis relatos que versan sobre lo mismo.
Ahora los llevo adonde quiero, pero mi forma de jugar con las palabras es diferente. Y eso se consigue solo con la práctica.
Si quieres practicar, tengo un cuaderno con 101 ejercicios de escritura creativa. Hay quien dice que le faltan ideas. Yo creo que lo que nos falta es constancia.
¿Te animas? Te leo en comentarios.
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