¿La escritura tiene reglas?
¡Claro! Por eso estás aquí, porque sabes que existen y quieres estar seguro de conocerlas para poder escribir mejores historias.
En todos los años que llevo escribiendo y, sobre todo, desde que empecé a impartir talleres de escritura, he apreciado que todos los escritores que empiezan a escribir cometen los mismos fallos. ¡Todos caemos en los mismos errores! Y, ¿sabes? No pasa nada.
Se aprende.
Se evoluciona.
Se mejora.
Espero de corazón que esta lista de 11 normas de escritura creativa te sea de utilidad.
11 normas de escritura creativa
- La ortografía. Sí, no te quedes de piedra al leer el primer punto porque es ESENCIAL que escribas sin errores ortográficos si quieres que tus textos se tomen en serio. No sabes la cantidad de personas que descuidan este aspecto amparados en el interés de la historia que quieren contar.
Para mí este punto es imprescindible. Es como querer ser cocinero y no preocuparte por los ingredientes, ¡total, todo es comida si hay hambre! ¡Error! Escribe bien. Revisa las palabras que te generen dudas. Consulta en la RAE e incluso pide consejo a Google para saber si «sobretodo» es mejor separarlo para no pasar calor entre frase y frase. 😉 (Guiño apto para quienes escriben correctamente esta expresión) - Las repeticiones de palabras. Es habitual encontrar palabras o grupos de palabras que se repiten en los textos. Por eso mi consejo es que siempre, siempre, siempre, te leas en voz alta para detectarlo y enmendarlo.
Que se repitan palabras dentro del texto indica una falta de vocabulario notable, por tanto, juega a encontrar sinónimos. - Las palabras mágicas. Yo llamo «palabras mágicas» a aquellas que se cuelan dentro de los textos como por arte de magia una y otra vez.
Ejemplos: todo, nada, siempre, nunca, aquello, aquella, este, esta, ese, esa, algo, cosa, alguno, alguna, ya, mucho, muy, dijo.
Déjame un comentario si descubres entre tus historias las palabras mágicas que se te han colado con la musiquita de Tamariz. 🔮🎻 (Tiararararaaaaaaaaa…) - Adverbios terminados en -mente. Sí, con lo bien que nos viene utilizarlos y, sin embargo, abusamos de ellos. Se recomienda utilizar «por lo general» en vez de «generalmente», aunque, en definitiva, lo que dicen los que saben mucho sobre esto de escribir es que no abusemos de ello porque al igual que en el segundo punto, denota falta de vocabulario.
Stephen King en su libro Mientras escribo tiene un capítulo muy interesante donde habla de los adverbios y… no, no le caen nada bien. Vamos, que Rosalía con el «malamente» nos ha puesto la piel de gallina a quienes nos dedicamos a las letras. 😂 - Adjetivitis. Inflamación de un relato por el abuso de adjetivos en él.
Suele ser habitual sobreadjetivar los textos para lograr explicar mejor la idea que queremos transmitir. Nuevamente este detalle nos coloca en la tesitura de quien tiene pocos recursos lingüísticos para expresar con mayor precisión una idea utilizando el menor número de palabras posible.
No se trata de escribir por escribir, ni de rellenar páginas llenas de paja. Lo que queremos lograr es ser buenos narradores, así que como en todo en la vida, «menos es más». - Y al inicio de las frases… Utilizamos la «Y» al comienzo de una frase para enfatizar una idea en concreto y eso es correcto. Sin embargo, cuando una gran parte de nuestras frases comienzan por «Y» hay un fallo.
Hemos caído en la trampa de la repetición de una fórmula que acaba chirriando. Revisa tus comienzos de frase y pule las conjunciones que sobren. Abusamos de ellas. - Pero, pero, pero… Lo que te cuento, aquí tenemos otra conjunción, en este caso adversativa, que metemos hasta en la sopa. Por la tradición oral y la costumbre que tenemos de emplearla al hablar, se cuela en los textos (inclusive en los inicios de frase) más como una muletilla que como su papel de conjunción adversativa para introducir una circunstancia que matiza, se opone o contradice parcialmente la anterior. ¡Ojo!
- Donde dije digo… Los diálogos tienen mucha chicha. De hecho, es en los diálogos donde las historias adquieren dinamismo gracias a la voz de los personajes. Son ellos los que pasan a contarnos lo que sucede y cómo se sienten saliendo de la voz del narrador.
Además de que, como primerizos, le tenemos bastante respeto a escribir diálogos, solemos cometer el error de utilizar en demasía las acotaciones que son evidentes. Dijo, preguntó, respondió. 🤨 Mira (digo, lee):
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Pepita.
—Estoy escribiendo una historia —respondió Pulgarcito.
—¿Vas a escribir un libro? —preguntó Pepita.
—Ojalá… —respondió Pulgarcito.
No es necesario acotar cada frase cuando además es evidente que uno pregunta y otro responde. Te recomendaría que releyeras libros que te hayan gustado para observar con ojos críticos cómo están acotados los diálogos.
Las acotaciones sirven para añadir o explicar detalles sobre la trama, las emociones que se sienten los personajes, gestualidad incluida, así como para ayudarnos a visualizar la escena. - La puntuación de los diálogos. Pues sí, aquí está una de las normas de escritura más básicas y que se le atraganta al 80% de la gente, si no al 99,8%… ¿Por qué? Ojalá lo supiera. Es un misterio sin resolver porque son unas normas de puntuación inmutables.
Los diálogos se indican con raya de diálogo (—).
Es una raya larga que difiere del guion (-).
Correcto — / Incorrecto –
El discurso de cada personaje se escribe en una línea.
Y siempre, siempre, los diálogos van en sangría, es decir, una tabulación más allá del margen.
Los verbos dicendi son los verbos del habla: decir, responder, contestar, susurrar, murmurar, gritar, comentar, pronunciar… Se escriben en minúscula en la acotación.
La puntuación de las acotaciones es sencilla, no te bloquees ni te obceques conque no lo es y apréndela. De nuevo pongo el ejemplo del cocinero que no le presta atención a la importancia de los condimentos. 🧑🏻🍳 - No fingir. Como en la vida. Escribe tal cual eres, tal cual hablas, no impostes la voz, no es necesario. Creemos que tenemos que escribir con un tono más elevado para parecer más… ¿categóricos? ¿Profesionales? ¿Expertos? Y lo único que conseguimos es atascarnos en el texto porque ese estilo no es el nuestro, no es real.
Truco marca Itzi: si escribes tal y como piensas, con naturalidad, y luego cambias las palabras que se repiten, corriges adjetivos y sustantivos para que sean más precisos, el relato quedará estupendo a partir de tu verdad, sin impostar. - El día, los días, aquel día… ¡Uf! Este detalle sí que lo veo en cien mil textos. Utilizamos los indicativos temporales para iniciar párrafos y párrafos y volvemos a las referencias temporales una y otra vez para que el lector siga la secuencia de los acontecimientos. ¡Innecesario! Sobre todo si la narración es lineal cronológicamente hablando.
Quien te lee es virgen. No tiene ni idea de lo que vas a contarle, por lo que interioriza cada dato que le das en un santiamén. Si se lo repites en el párrafo siguiente —por si no ha quedado claro—, lo que provocas es que el lector dude y relea para asegurarse de que había comprendido bien el punto de partida o la idea propuesta. - Norma de escritura de regalo: escribe sin pensar tanto. Déjate fluir y utiliza el sentido común. ¿Crees que leer sobre técnica de escritura te va a ayudar? Sí, en parte, pero también puede bloquearte.
Mi consejo es que releas libros que te hayan gustado con ojos de escritor. Analiza. Luego revisa tu manuscrito. No obstante, de primeras escribe, escribe, escribe y disfruta escribiendo. Escribir es un placer, no un suplicio.
No temas sentirte vulnerable. Solo son historias.
Estamos hechos de historias. ♡
El truco del almendruco para escribir bien
Desde mi experiencia, puedo asegurarte que se puede aprender a escribir mejor. Lo que cada persona necesita es aprender a mirar sus propios textos con ojos de lector para detectar dónde están los errores y qué debe corregir.
Ningún autor publica un libro sin que este haya pasado una corrección profesional previa de ortografía, estilo y ortotipografía. Yo soy de las que opina que cuanto mejor edites tu propio texto, mayor seguridad adquirirás también.
Recordemos al cocinero que conoce los ingredientes, sabores, tiempos de cocción y demás elementos. No se puede montar un restaurante si solo sabes freír un huevo. 🍳 Llevemos este ejemplo a la literatura.
Si una vez que conoces las normas de escritura te las quieres saltar todas al más puro estilo Saramago en Ensayo sobre la ceguera, ¡adelante! Pero hazlo con conocimiento de causa, no por ignorancia. 😉
👉🏼 Si este post te ha servido para despejar dudas y tomar conciencia, te agradezco que me lo hagas saber en los comentarios. Del mismo modo, te animo a que te unas a alguno de mis cursos de escritura si quieres seguir profundizando en tus letras.
¡Besos, valiente!
Gracias por leer el post.