Todo caminante se expone
Todo artista se expone cuando se abre al mundo para compartir sus creaciones. Y aprovecho este primer párrafo para decir que sé bien que la cita que da título a esta entrada no es de «El Quijote», pero creo que es muy ilustrativa y he querido rescatarla. 😉
Tenía nueve años cuando falleció mi abuelo Antonio. Escribí una poesía en el colegio que me hicieron leer ante toda la clase y yo solo recuerdo la vergüenza que sentí porque muchos de mis compañeros se rieron de mi escrito, o de mí.
Años más tarde, cuando empecé a jugar a baloncesto y las cosas empezaron a salirme bien (convocatorias con la selección, premios y demás), hubo quien me criticó muy duramente.
Luego llegó el momento de lanzarme al mundo de las letras y encontrarme con la misma situación. Personas que de una forma muy cruel menospreciaban mi trabajo y me comparaban con autores de más éxito, mejor prosa y mayor proyección profesional.
Y para finalizar, inicié la aventura de las redes sociales, para comprobar que aquí tampoco se salva uno de los ladridos, porque aparecieron los famosos «haters» insultando y criticando cada publicación, eso sí, siempre escondidos bajo un apodo diferente, arropados en las cuentas falsas que, lamentablemente, las redes permiten crear.
No os voy a engañar y os voy a decir que es sencillo hacer oídos sordos, porque a veces hay frases que te dan directamente en la línea de flotación de tu autoestima y hacen temblar tus cimientos. Frases que llegan en días en que te sientes un poco más inseguro de lo habitual y que te hacen replantearte tu camino y encerrarte en una burbuja, hasta que amaina el temporal y recuperas tu equilibrio y confianza elemental.
El arte es exposición. Sea cual sea su disciplina: danza, música, pintura, literatura, teatro… Todo artista se expone cuando comparte su mundo interior. He llegado a la conclusión de que quien reacciona negativamente a tu trabajo, es alguien que se siente amenazado por ti, como esos perros que ladran protegiendo su territorio. Pero en realidad no es nada personal contra ti, sino que son ellos quienes se sienten en peligro. A veces, porque nuestro movimiento les saca los colores y les hace ver que mientras nosotros avanzamos ellos siguen quietos y paralizados por sus propios miedos, desidias y excusas.
En el colegio, me criticaban quienes no sabían escribir.
En mi etapa como jugadora de baloncesto, me atacaban quienes no tenían la misma suerte que yo o a quienes había ganado la posición de una forma justa, deportiva.
En mi vida como escritora, hoy en día me insultan desconocidos que no son para nada lectores de mis libros ni personas que conecten con mi filosofía de vida.
Me ha dado para pensar mucho este tema.
¿Por qué nos atacan, nos insultan y nos critican?
Era el día de Año Nuevo de este loco 2020 cuando a las diez de la mañana me llegó una notificación al mail. Una persona acababa de llamarme de todo menos bonita en mi canal de Youtube. ¿Perdona? Tuve que mirar varias veces el móvil para comprobar que no me estaba equivocando.
«Pero, ¿qué te he hecho yo a ti?», pensé en primer lugar.
Y acto seguido, sentí una profunda compasión por alguien que lo primero que hace un uno de enero es insultar a través de las redes sociales a otra persona. ¿Qué vida más triste puede tener alguien que invierte su tiempo en destruir en vez de en construir?
Uno de los grandes del mundo WordPress, Fernando Tellado, tiene fijado en su perfil de Twitter una gran lección de resiliencia: «Aprende de tus haters».
- Si critican lo último que hiciste es que has hecho algo bueno. ¡Sigue así!
- Si no critican cualquier cosa que hagas, da igual, lo que sea, es que estás perdiendo categoría y relevancia. ¡Si no indignas a tus haters no eres digno de ellos!
Yéndonos al fanatismo más absoluto, fijaos en los hinchas de algunos equipos deportivos, en cómo hay gente que utiliza los partidos para ir a quemar su ira contra los jugadores. Yo he tenido la desgracia de haber presenciado enfrentamientos brutales del público contra el equipo, de escuchar auténticas barbaridades y de haber visto cómo personas que en su día a día son seres humanos apacibles, en un campo se transforman. Jamás lo entenderé y pienso que debería estar prohibido el acceso de estas personas a espacios donde haya niños tan susceptibles y vulnerables de aprender lo que ven en sus mayores.
No sé, esto de ser un personaje público no es sencillo. Y fijaos que yo soy una hormiguita frente a dinosaurios como Beyoncé, Serena Williams o Isabel Allende. ¡Cuánto filtro es necesario para no permitir que los ataques de terceros te condicionen!
Yo creo que la base es no salirte de tu camino, aceptar que hagas lo que hagas siempre habrá quien vaya a juzgarte, pero que ese juicio es suyo, no tuyo, y no debes cargártelo a la espalda, porque tú solo debes preocuparte de mantener tu autoestima alta, tu energía vibrando alto también, porque esa misma energía es la que te mueve a crear, la que te impulsa para caminar y la que atrae hacia ti a personas que vibran en esa sintonía y crecen a tu lado y te ayudan a llegar aún más lejos.
Porque también hay mucha gente buena, buenísima. Almas generosas que sin apenas conocerte reconocen tu esfuerzo y aplauden tu camino, incluso lo comparten. Estas personas son personas que al igual que tú están en movimiento y se ven reflejadas en tu trabajo, o son personas a quienes inspiras de alguna forma y se sienten agradecidas porque tu energía agite la suya para mejorar.
Avanzar significa dejar atrás
Y aquí viene la parte que quizá más duele, cuando las críticas llegan de tu entorno, familia, amigos o conocidos, personas con las que contabas y que de repente, ante tu éxito, se alejan de ti o te cuestionan.
Yo creo que en esta parte es en la que más he sufrido y en la que más comprensión he debido ejercitar, para entender, precisamente, que caminar significa evolucionar y no todo el mundo está preparado para hacerlo contigo, a tu ritmo. Avanzar significa dejar atrás no solo lugares, sino también personas que puede que no regresen jamás.
Hay que vivir un pequeño duelo y aceptar esta dolorosa realidad. Lo digo con tanto conocimiento de causa… Quizá la vida algún día nos vuelva a juntar, pero es importante soltar la mano de quien te frena, te limita y te hace dudar de ti mismo/a, porque tu camino artístico es solo tuyo y esa es tu misión, no la de otros.
No sé vosotros, pero yo abogo porque lo que salga de mí sea lo que esta artista muestra en su cuadro: mariposas y flores. Apertura. Primaveras floreciendo en forma de palabras.
Y, ¡ojo!, puede que acudamos a un concierto o leamos un libro que no nos guste o que un artista nos horrorice, pero no nos corresponde criticar o juzgar sus pasos, porque esa no es nuestra misión. En el arte también hay que saber acompañar. Es además una forma maravillosa para crecer como seres humanos, trabajar los prejuicios y afinar gustos.
Flores y mariposas…
Yo cada día honro a quienes se atreven a exponerse con sus trabajos y creaciones. Honro su valentía en este mundo de locos y aplaudo sus éxitos, porque el éxito de uno es el de todos en un mundo donde todos nos merecemos ser felices, triunfar, sentir plenitud y vivir en abundancia.
Me voy a despedir a lo grande, con una actuación que para mí pasará a los anales de la historia de mi querido Marwan en Late Motiv. «5 gramos de resentimiento».
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